La energía, es solo eso,
energía, no existe energía mala ni buena, solo bien o mal dirigida. En
una persona sana la energía fluye de manera armoniosa por nuestro
cuerpo físico a través de los chakras, meridianos energéticos o nadis,
rodeando también nuestros cuerpos sutiles presentes en el campo
energético o aura. Esa fuerza energética nutre nuestros órganos,
células y tejidos, regulando las funciones vitales. Si existen excesos
físicos, emocionales y mentales, se producen desarreglos en el flujo
energético, generando "nudos" o bloqueos energéticos que interrumpen
el flujo normal de la energía vital, originando así una disfunción de
los órganos, causando un desequilibrio o enfermedad.
El Reiki cura al
pasar a través de la parte afectada de nuestro campo energético,
elevando el nivel vibratorio dentro y fuera de nuestro cuerpo físico,
donde se alojan sentimientos y pensamientos en forma de nódulos
energéticos, que actúan como barreras para nuestro flujo normal de
energía vital, reduciendo nuestra calidad de vida.
En casos de
deficiencia ocurre un vacío energético que igualmente impide que los
órganos se nutran y funcionen adecuadamente, creando igualmente un
patrón de enfermedad. Dado que la energía universal no conoce tiempo
ni espacio, el Reiki puede utilizarse en presencia y a distancia, para
eventos del pasado, del presente y del futuro.
REIKI no sólo
puede curar sino que es un coadyuvante importante en el tratamiento de
cualquier patología, intervenciones quirúrgicas, tratamiento del
dolor, problemas psíquicos y en general cualquier trastorno del ser
humano. A modo de ejemplo podemos citar nuestra experiencia personal.
Se ha observado
una disminución importante del estrés y la ansiedad en personas
tratadas con Reiki, así como la regulación del peso corporal. También
ha sido de gran valor el Reiki en los preoperatorios y postoperatorios
para facilitar la recuperación de los pacientes. Los efectos en
personas deprimidas son incalculables incluso tratándolos a distancia.
Se puede afirmar que el
reiki actúa a todos los niveles y en todas las enfermedades. Molestias
corporales, trastornos, disfunciones metabólicas, lesiones orgánicas
profundas, dolores agudos y crónicos, enfermedades degenerativas,
bloqueos energeticos, tensiones musculares y nerviosas, estados
emocionales, depresion y falta de vitalidad, insomnio, estrés en sus
varias manifestaciones, incluso enfermedades graves, como diversos
tipos de cancer, el Sida y otras manifestaciones de inmunodepresión,
quemaduras.....
Prácticamente todo
el ámbito de la patología humana responde positivamente a la sanación
por Reiki. Alergias e intolerancia, asma y otras manifestaciones
psicosomáticas se pueden aliviar y curar por su acción armonizadora
sobre el sistema inmunológico. Disfunciones endocrinas, como la
diabetes, se regularizan progresivamente permitiendo así una
disminución de las terapias hormonales. Las heridas se cicatrizan más
rápidamente, las quemaduras graves y extendidas se pueden curar sin
infecciones y sin dejar cicatrices antiestéticas. Los pacientes
cancerosos tratados con quimio y radioterapia notan alivio e incluso
desaparición de los efectos colaterales y secuelas, experimentando una
estimulación de la vitalidad en general y de las defensas
inmunológicas en particular.
En los embarazos la terapia de Reiki armoniza tanto a la madre como al feto, haciendo de este un período sin contratiempos.
No existen contraindicaciones ni efectos secundarios negativos.
No es posible una sobredosis porque el proceso se autorregula y se limita a la capacidad receptiva del paciente.
También proporciona
una valiosa ayuda en el campo del equilibrio emocional, restableciendo
la armonía en situaciones traumáticas y conflictivas, como son las
relaciones familiares y profesionales.
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